«Se confirma en la crisis actual todo lo que sucedió en la grave crisis anterior: la dimensión ética no es una cosa ajena a los problemas económicos, sino una dimensión interior y fundamental. La economía no funciona solo con reglas mercantiles, sino que necesita una razón ética para estar al servicio del hombre.
Es lo que afirmó Juan Pablo II en su primera encíclica social: el hombre debe ser el centro de la economía y la economía no se debe medir según las ganancias, sino según el bien de todos, de esta manera se incluye la responsabilidad hacia los demás. La economía funciona verdaderamente bien solo si funciona de manera humana, respetando al otro según las diferentes dimensiones. La primera es la responsabilidad ante el propio país, y no solo ante sí mismo.
La segunda es la responsabilidad hacia el mundo: los países no están aislados, incluso Europa no está sola, sino que es responsable de la entera humanidad y debe afrontar los problemas económicos con esta clave de responsabilidad por las demás partes del mundo, por aquellos países que sufren la sed y el hambre. La tercera dimensión tiene que ver con el futuro, tenemos que proteger nuestro planeta, pero tenemos que proteger también el funcionamiento del sistema de trabajo para todos, para pensar en el futuro y en el presente. Si los jóvenes de hoy no encuentran prospectivas de vida, el nuestro es un presente equivocado».
quinta-feira, 18 de agosto de 2011
Sem emprego para os jovens, vivemos um presente equivocado
Palavras de Bento XVI aos jornalistas, durante o voo Roma-Madrid, a caminho das Jornadas Mundiais da Juventude:
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